jueves, 6 de diciembre de 2012

y si ya fuera hora de hablar del futuro ...


Caramba. Allá, en ese casi inexistente lugar, EL me había dicho muchas veces que no servia para vivir sola ... Ni modo, negaba ...No eres esa clase de mujer ... Lo tuyo es un hombre que lleve la rienda y que te jale ... y tú, pues nomás así, como eres: dulcecita y tierna. Requetelinda ... Suave ... A ti se te tiene como a una reina, o no se te tiene ... Ni cocinar te gusta; y para qué, habiendo restaurantes. Y además te gusta esto, mi vida ... Te gusta esto que te hago y cómo te lo hago, y ya me dirás -reía al susurrarlo,  maldito, los labios rozando los mios- qué mala onda cuando a mí me den lo mío, y me bajen sin tiquete de vuelta ... Bang ... Así que ven aquí, mi niña ... Ven aquí, baja hasta mi boca y agárrate a mí y no dejes que me escape, y abrázame fuerte porque un día ya no estaré  y ya no te abrazare ... Qué pena de ti entonces, mi linda ... Tan sólita ... Quiero decir cuando yo no esté y me recuerdes y añores esto, y sepas que nadie volverá a hacértelo nunca como yo te lo hice ...
Tan sólita ... Qué extraña y al mismo tiempo qué familiar resultaba ahora esa palabra: soledad. Cada vez que  la oigo en boca de otros o la pronuncio para mis adentros, la imagen que viene a mi cabeza no es la mia sino la del EL, en un pintoresco lugar donde lo había espiado una vez. O quizá la imagen mía  ... observándolo a EL ... Porque también hubo épocas oscuras, puertas negras que el ... cerraba tras de sí, a kilómetros de distancia ... A veces volvía  de un trabajo de esos que nunca me contaba, pero de los que todos parecían estar enterados, y se quedaba mudo, con paralizante silencio, eludiendo mis miradas ...  evasivo, más egoísta que nunca, igual que si anduviera muy ocupado ... Y yo, aturdida, sin saber qué decir o qué hacer ... lo rondaba como un animal torpe, en busca del gesto o la palabra que me lo devolviera de nuevo ... Asustada ... Esas veces él salía, al centro ... Durante un tiempo sospeche que tenía otra amante - las tenía sin duda, como todos, pero me recelaba que hubiese una en particular-. Eso me volvía loca de vergüenza y celos; de manera que una mañana lo seguí hasta las cercanías del mercado, disimulada entre la gente, hasta verlo meterse en la una cantina : Prohibida la entrada a vendedores, limosneros y menores de edad ... El cartel de la puerta no mencionaba a las mujeres, pero todo el mundo sabe que ésa era una de las dos normas tácitas del local: sólo cerveza y sólo hombres. Así que estuve parada en la calle mucho rato, más de media hora junto a una zapatearía  sin hacer otra cosa que vigilar las puertas y esperar a que él saliera ... Pero no salía, de modo que al fin cruce la calle y fui hasta el restaurancito que había al lado, cuyo salón comunicaba con la cantina ... Pedí un refresco, fui hasta la  puerta del fondo, me asome a mirar, y vi una sala grande llena de mesas ... y lo insólito del sitio, a esas horas, era que en cada mesa había un hombre solo con una botella de cerveza ... Tal cual ... Uno por mesa ... Casi todos se veían gente hecha o mayor, cada uno tomando en silencio, ensimismados y sin hablar con nadie, a la manera de extraños filósofos pensativos ... Todos callaban, bebían y escuchaban la música , y en una de las mesas estaba EL,  inmóvil, completamente solo, mirando al vacío; así minuto tras minuto ...y  entonces me aparte despacio de la puerta, y salí a la calle, y en el camino de vuelta a casa estuve llorando mucho rato sin poder parar ... Lloraba y lloraba, incapaz de aguantar las lágrimas, sin saber bien por qué ... Quizá por EL y por mi misma ... Por cuando pasaran los años ...


Y ya pasaron los años y ahora estoy Sola con ese de Soledad ... Días iguales a otros hasta que dejan de serlo ... lo inesperado que se presenta de pronto, no con estruendo, ni con señales importantes que lo anuncien, sino deslizándose de forma imperceptible, mansa, del mismo modo que podría no llegar ... como una sonrisa o una mirada. Como la misma vida, y la misma -ésa llega siempre- muerte ... Pero EL, tan preciso en sus predicciones como en sus imprevisiones, se equivocó en un punto del pronóstico ... A partir de ciertas cosas, sabía ahora, la soledad no resulta difícil de asumir ... Ni siquiera los pequeños accidentes y concesiones te alteran ... Algo había muerto con EL, aunque ese algo tuviera menos que ver con él que con ella misma ... Tal vez cierta inocencia, o una injustificada seguridad ...

Pero quedaba en todo esto, acabara como acabase, un largo trecho que tendría que recorrer sola ... nadie iba a aliviarme pasitos del camino ... Y poco a poco, sin que pudiera establecer cómo, la dependencia que había sentido hasta entonces, de todo y de todos, o más bien la creencia tenaz en esa dependencia -era cómoda de llevar, y al otro lado sólo creía encontrar la nada-, iba transformándose en una certeza que era al mismo tiempo de orfandad madura y de consuelo ... Y quizá no fuesen ajenos a estos los libros leídos, las horas despierta esperando amaneceres, las reflexiones que la paz de aquel período puso en mi cabeza ... Luego salí al exterior, de nuevo al mundo y a la vida; y el tiempo transcurrido en lo que resultó ser sólo otra espera no hizo más que confirmar este proceso ... Pero de nada fui consciente hasta  ayer en la noche ... mientra caminaba a oscuras por las ahora extrañas calles de esta ciudad y oía pronunciar a lo lejos la palabra futuro, vislumbre como un relámpago que tal vez era más fuerte ... Podría suceder, que la ambición, los proyectos, los sueños, incluso el valor, o la fe -hasta la fe en Dios, en vez de darte fuerzas, te las quitaran. Porque la esperanza, incluso el mero deseo de sobrevivir, la vuelven a una vulnerable, atada al posible dolor y a la derrota. Tal vez de ahí resultaba la diferencia entre unos seres humanos y otros, y ése era entonces el caso. Quizá la única solución era no confiar, y no esperar.


yo se que nunca, nunca ... vivirás la vida como yo he vivido
yo se que no eres malo 
pero no te importa como te he querido

que triste es  despedirse cuando se a querido 
como a todas horas yo
pero el amor de mi alma 
se lo entregue a tus ojos  
y aunque quisiera odiarte 
seguirás viviendo en mi corazón 

cuando los años pasen 
y mi dolor se acabe 
te juro por mi madre que con mucho gusto te recordare 
por los momentos gratos
que sin querer me diste 
ya pasara la vida, 
pero yo, mi vida no te olvidare 

cuando los años pasen 
y sin querer te encuentre 
no vayas a mirarme con el odio infame de la desesperación 
por que el amor de mi alma 
se la entregue a tus ojos 
y aunque quisiera odiarte 
seguirás viviendo en mi corazón 

...

cuando los años pasen 
y mi dolor se acabe 
te juro por mi madre que con mucho gusto te recordare 
por los momentos gratos
que sin querer me diste 
ya pasara la vida, 
pero yo, mi vida no te olvidare 

cuando los años pasen 
y sin querer te encuentre
no vayas a mirarme con el odio infame de la desesperación 
por que el amor de mi alma 
se la entregue a tus ojos 
y aunque quisiera odiarte 
seguirás viviendo en mi corazón ...

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