lunes, 1 de abril de 2013

¿Por qué programar es divertido?


¿Por qué programar es divertido? ¿Qué placeres puede esperar como recompensa el que lo practica? En primer lugar está la pura alegría de hacer cosas. Igual que el niño se divierte jugando con el barro, el adulto se divierte construyendo cosas, especialmente cosas que él mismo diseña. Creo que este disfrute debe ser una imagen del disfrute de Dios al crear las cosas, un disfrute que se muestra en la diferencia y novedad de cada hoja y cada copo de nieve.

En segundo lugar está el placer de hacer cosas que son útiles para otra gente. En lo más profundo, queremos que otros usen nuestro trabajo y que lo encuentren útil. En este sentido, la programación no es esencialmente diferente del primer portalápices de arcilla que hace un niño “para la oficina de Papá”.

En tercer lugar está la fascinación de modelar objetos complejos como rompecabezas de piezas móviles que se encajan y verlos trabajar en ciclos sutiles, extrayendo las consecuencias de principios presentes desde el inicio. El ordenador programado tiene toda la fascinación de la máquina de pinball  o el mecanismo del tragamonedas, llevado hasta el extremo.

En cuarto lugar está el goce de aprender siempre, que surge de la naturaleza no repetitiva de la tarea. De una manera u otra el problema es siempre nuevo, y quien lo resuelve aprende algo: a veces práctico, a veces teórico y a veces ambos.

Finalmente, está el deleite de trabajar en un medio tan manejable. El programador, como el poeta, trabaja apenas ligeramente separado de pensamientos puros (inmateriales). Construye sus castillos en el aire, de aire, creando mediante el esfuerzo de la imaginación. Pocos medios para la creación son tan flexibles, tan fáciles de limpiar y reconstruir, tan rápidamente capaces de hacer realidad grandes estructuras conceptuales. (Como veremos más tarde, esta gran manejabilidad tiene sus propios problemas.)

Sin embargo el programa, a diferencia de las palabras del poeta, es real en en el sentido de que se mueve y funciona, produce señales de salida visibles y separadas del programa en sí mismo. Imprime resultados, pinta dibujos, produce sonidos, mueve brazos. La magia del mito y la leyenda hecha realidad en nuestro tiempo. Uno escribe el encantamiento adecuado con el teclado y una pantalla vuelve a la vida, mostrando cosas que nunca antes fueron ni pudieron ser.

Por lo tanto programar es divertido porque gratifica los deseos creativos que llevamos en lo más profundo de nosotros y deleita las sensibilidades que tenemos en común con todos los hombres.
Frederic Brooks, Jr.
Fuente:The Joys of the Craft 

  

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