miércoles, 3 de abril de 2013

Loca de amor...

Gracias a el me enfrenté por vez primera con mi ser natural mientras estaba por cumplir mis  20 años. Descubrí que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi naturaleza. Descubrí que no soy disciplinada por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generosa por encubrir mi mezquindad, que me paso de prudente por mal pensada, que soy conciliadora para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa cuán poco me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodíaco. 

Me volví otra. Traté de releer los clásicos que me orientaron en la adolescencia, y no pude con ellos. Me sumergí en las letras románticas que repudié cuando quisieron imponérmelas, y por ellas tomé conciencia de que la fuerza invencible que ha impulsado al mundo no son los amores felices sino los contrariados. Cuando mis gustos en música hicieron crisis me descubrí atrasada, y abrí mi corazón a las delicias del azar.

Me pregunto cómo pude sucumbir en este vértigo perpetuo que yo misma provocaba y temía. Flotaba entre nubes erráticas y hablaba conmigo misma ante el espejo con la vana ilusión de averiguar quién soy. Era tal mi desvarío, que en una manifestación estudiantil, tuve que sacar fuerzas de flaqueza para no ponerme al frente con un letrero que consagrara mi verdad: Estoy loca de amor ...
Gabriel García Márquez 
Memoria de mis putas tristes
(Modificado por mi 10/01/2011)

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