sábado, 27 de agosto de 2011

Soneto 68 - William Shakespeare


El amor no se deja engañar por las trampas del tiempo,
Aunque los labios y mejillas rosados
al alcance de su curvada oz lleguen.


El amor no se altera
Con sus breves horas y semanas.


Incluso lo resiste hasta el filo del juicio.


Si esto es falso y me lo demuestran
nunca escribí y ningún hombre nunca amo.

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