lunes, 29 de julio de 2013

Fiestas patrias con síntomas de un gobierno doblegado...


Seamos irreverentes,  seamos combativos, usemos el sentido del humor, seamos sarcásticos, alcemos la voz, y recuperemos para nosotros mismos un país secuestrado por gobernadores venales y monopolistas rapaces. Trabajando en el cumplimento de nuestras metas y sueños respetando nuestros principios y nuestra palabra, emitiendo una opinión y no siendo indiferentes.
Recuerdo que hace algunas semanas atrás un amigo me preguntaba ¿y cuál es tu nacionalidad? haciendo alusión a la cercanía  de las fiestas patrias y el simbolismo (patriotismo) que algunas personas llevan por estas fechas y yo le respondí muy fiel a mi carácter: ¿Mi nacionalidad? Teniendo en cuenta que según las estadísticas solo viviré unos ochenta años en un universo de miles de millones de años que va a la deriva. Yo soy del camino, pero como esa respuesta no es algo que defina completamente mi sentir y mi opinión respecto a estas fechas decidí escribir un post, en primer lugar porque creo fervientemente que el Perú es un país privilegiado, pues tiene una ubicación geográfica extraordinaria y cuenta con grandes riquezas naturales, además de estar poblado por millones de personas talentosas y trabajadoras de las que yo me siento parte. Y en segundo lugar porque de alguna forma creo que es necesario que alce la voz y exprese las cosas con las que estoy o no estoy de acuerdo, no solo porque es un derecho y un deber de todo ciudadano, sino porque así como todos los días se piden mejores es necesario emitir opiniones y porque no decirlo alternativas aunque solo sea desde una publicación en un blog, ahondando un poco más en ese tema, ojala mucha gente utilizara internet para expresar sus opiniones o posturas de política, ya que el problema actual en mi humilde opinión es que los que utilizamos internet somos un universo muy muy pequeño  comparado con el universo que ve la televisión de señal abierta, el 98% de la población de este país recibe su información política a través de la televisión, aunque intentando ser optimistas, sí, pienso que se puede ir democratizando gradualmente por la vía de la tecnología, por decirlo de alguna manera, vamos disparando nuestras pequeñas piedritas hacia el Goliat, aunque me gustaría que eso pasara con una velocidad mucho mayor y ahí tendría  que intervenir el gobierno en defensa de nosotros, no de los concesionarios de la grandes empresas del Perú.
Después de escuchar la lectura del mensaje presidencial solo podría resaltar que tranquilizo a la inversión privada y de alguna forma ratifico su intención de mantener un modelo capitalista, pero por lo demás parecía que olvido que ya ganó las elecciones y que  es el presidente por lo tanto ya no es necesaria las promesas sino explicar las acciones que va a tomar para cumplir esa promesas (Aunque claro, lo más probables es que este proyectándose a su reelección conyugal).
Hoy por hoy Perú es un ejemplo clásico de lo que el Nobel de Economía Joseph Stiglitz denomina "crony capitalism": el capitalismo de amigos, el capitalismo de repartijas, el capitalismo que no se basa en la competencia sino en su obstaculización.  Hoy, Perú  está aún lejos de acceder al capitalismo dinámico en el cual las autoridades crean condiciones para los mercados abiertos, competitivos, innovadores, que proveen mejores productos a precios más baratos para los consumidores (para los ciudadanos). Hoy, Perú está atrapado por una red intrincada de privilegios y vetos empresariales/ políticos y "posiciones dominantes" que inhiben un terreno nivelado de juego.  Una red que opera a base de favores, concesiones y protección regulatoria que el gobierno ofrece y miembros de la cúpula empresarial exigen como condición para invertir.  La concentración de la riqueza y del poder económico entre esos "jugadores dominantes" con frecuencia se traduce en ventajas injustas, captura regulatoria y políticas públicas que favorecen intereses particulares.  Peor aún, convierte a representantes del interés público -muchos de los congresistas y ministros de este gobierno- en empleados de los intereses atrincherados. Convierte al gobierno en empleado de las personas más poderosas del país, y lleva a las siguientes preguntas: ¿Quién gobierna en Perú?   ¿El gobierno o una serie de intereses que no logran contener? Perú hoy padece lo que algunos llaman "Estados dentro del Estado", o lo que otros denominan "una economía sin un gobierno capaz de regularla de manera eficaz". Eso -y NO QUE EL CRECIMIENTO ECONÓMICO ESTÁ LLEGANDO A SU FIN - es lo que condena a Perú al subdesempeño crónico.  Una y otra vez, el debate sobre cómo promover el crecimiento, cómo fomentar la inversión y cómo generar el empleo se encuentra fuera de foco.
Si el gobierno verdaderamente quiere que Perú crezca, tendrá que crear la capacidad de regular y reformar en nombre del interés público. Tendrá que mandar señales inequívocas de cómo van a desactivar esos "centros de repartijas" que están bloqueando el crecimiento económico y la consolidación democrática: los monopolistas abusivos, los sindicatos rapaces, las televisoras como cortina de humo y símbolo de desinformación y subcultura, los empresarios privilegiados y sus aliados en el gobierno.  Si el gobierno verdaderamente quiere que Perú prospere, tendrá que tomar decisiones que desaten el dinamismo económico, que fortalezcan la capacidad regulatoria del Estado y contribuyan a construir mercados, que promuevan la competencia y, gracias a ello, aumenten la competitividad.  En pocas palabras, usar la capacidad del Estado para contener a aquéllos con más poder que el gobierno, con más peso que el electorado, con más intereses que el interés público.
¿Qué hacer? Estar conscientes de lo que todo país interesado en crecer y competir debe hacer para lograr ese objetivo.  Saber que ello requiere una economía capaz de producir bienes y servicios de tal manera que los trabajadores puedan ganar más y más.  A entender que ello se basa en la expansión rápida del CONOCIMIENTO Y LA INNOVACIÓN; en nuevas formas de hacer las cosas y mejorarlas; en técnicas que aumentan la productividad de manera constante.  A reconocer que las economías dinámicas suelen ser aquellas capaces de promover la competencia y reducir las barreras de entrada a nuevos jugadores en el mercado.  A entender que es tarea del gobierno -a través de la regulación adecuada- crear un entorno en el cual las empresas se vean presionadas por sus competidores para innovar y reducir precios, y pasar esos beneficios a los consumidores.  A comprender que si eso no ocurre, nadie tiene incentivos para innovar.  La inversión, no es una condición suficiente, pero sí es una condición necesaria. No bastará por sí misma para desatar el crecimiento, pero sin ella jamás ocurrirá, por más dinero público que se inyecte a la economía mediante políticas contracíclicas.
Y, ¿cómo empezar a empujar eso? Con una tercera y cuarta gran cadena de Telefonia; con el fomento de la competencia en banda ancha a través de la red. Porque si la clase política de este país no logra construir los cimientos del capitalismo democrático, condenará a Perú al subdesempeño crónico. Lo condenará a seguir siendo un terreno fértil para los movimientos populares contra las instituciones; un país que cojea permanentemente debido a las instituciones políticas que no logra remodelar; los monopolios públicos y privados que no logra desmantelar; las estructuras corporativas que no logra democratizar. Será lo que el presidente llama "un país de oportunidades e inclusión" pero donde siempre tiene la oportunidad los mismos y la inclusión solo es para un sector de la población que no necesariamente representa a la totalidad. Un lugar donde muchas de las grandes fortunas empresariales se construyen a partir de la protección política, y no de la innovación y donde los programas sociales no dan los frutos que se esperan y solo sirven para generar dependencia y un problema mucho mayor a largo plazo.
La respuesta, en el fondo es política, no económica. Tiene que ver con la inauguración de un nuevo tipo de relación entre el Estado, el mercado y la sociedad. Porque si la clase política de este país no logra construir los cimientos del capitalismo democrático consentiría la creación  de un país poblado por personas obligadas a diluir la esperanza; a encoger las expectativas; a vivir con la palma extendida esperando la próxima dádiva del próximo político; a marchar en las calles porque piensan que nadie en el gobierno los escucha; a desconfiar de las instituciones; a presenciar la muerte común de los sueños porque Perú no avanza a la velocidad que podría y debería.
Y nosotros como cuidados seamos irreverentes,  seamos combativos, usemos el sentido del humor, seamos sarcásticos, alcemos la voz, y recuperemos para nosotros mismos un país secuestrado por gobernadores venales y monopolistas rapaces. Trabajando en el cumplimento de nuestra metas y sueños respetando nuestros principios y nuestra palabra, emitiendo una opinión y no siendo indiferentes.

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